¿Qué es la neutralidad de carbono y cómo podremos conseguirla?

Las emisiones de gases contaminantes son las responsables del cambio climático. Una acción que está propiciando episodios meteorológicos inusuales en todo el mundo como fuerte inundaciones, grandes sequías, incendios descontrolados, aumento del nivel de mar, pérdida de biodiversidad...

Entre estos gases tan perjudiciales para el medioambiente el más nocivo es el dióxido de carbono (CO2), que es el causante del 63 % del calentamiento global. Por eso, luchar para conseguir la neutralidad de carbono es una prioridad para los 195 países, incluida la UE, que firmaron los Acuerdos de París de 2015.

La neutralidad de carbono se consigue cuando las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera son absorbidas íntegramente de forma natural por los bosques y las plantas, cuando la vegetación asimila todo el CO2 emitido y lo transforma en oxígeno. De esta forma se consigue una huella de carbono neutral.

El problema actual es que los ‘sumideros naturales de carbono’, o sea, los bosques, el suelo y los océanos, solo eliminan entre 9,5 y 11 gigatoneladas de CO2 al año, mientras que las emisiones globales superan con creces esa cifra (38 Gt en 2019).

En la lucha hacia la neutralidad del carbono podemos encontrar otros estadios, como son:

• Carbono cero o carbon zero
  Hablamos de carbon zero o huella de carbono cero cuando no se producen emisiones de carbono al producir un bien. Es decir que no se emite carbono desde el primer momento de la producción hasta el desecho del producto.
• Carbono negativo
  Si una actividad va más allá de la neutralidad del carbono y elimina todo el CO2 que emite se dice que consigue huella de carbono negativo.
• Carbono positivo
  La huella de carbono positivo es todo lo contrario; cuando una actividad libera más CO2 del que elimina. Esto último representa un verdadero problema para el medioambiente.

En los Acuerdos de París los países firmantes se comprometieron a alcanzar la neutralidad del carbono para 2050. Esto implica poner en marcha una serie de medidas para limitar el calentamiento global a 1,5 º centígrados sobre los niveles preindustriales. Esta subida de la temperatura de 1,5º es el umbral que el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) considera seguro.

El objetivo ya implica una reducción de emisiones de al menos el 50 % en 2030, respecto a los niveles de 1990.

Evitar las consecuencias del cambio climático traería beneficios para todos. Conseguir la neutralidad de carbono implica además:

• Aire más saludable y por tanto mejoras para la salud
• Crecimiento económico sostenible
• Alimentos más seguros y saludables
• Freno a la pérdida de biodiversidad
• Mejora en la situación de los mares y océanos

Últimamente oímos hablar mucho sobre las consecuencias de las emisiones que desprenden los automóviles y de la necesidad de una movilidad eficiente y respetuosa con el medioambiente. Sin embargo, la neutralidad de carbono no solo se alcanza limitando dichas emisiones. En los Acuerdos de París, la UE se comprometió además a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en al menos 40 %, en comparación con los niveles de 1990, en todos los sectores económicos.

En estas políticas medioambientales también se incluyen medidas como:

• Eficiencia energética para los edificios y zonas de servicio.
• Apuesta por las energías renovables
• Reducción de gases de efecto invernadero en la industria
• Reciclaje y utilización eficiente de recursos

Si se cumplen estos protocolos, Europa sería el primer continente capaz de absorber tantas emisiones de CO2 como produzca en 2050.

El transporte en general es el responsable de más del 30 % de las emisiones de CO2 en la Unión Europea. De esta cantidad, el 72 % proviene del transporte por carretera y concretamente, el 60,7 % de los coches. Por ello, para alcanzar los compromisos de los Acuerdos de París cara a la neutralidad del carbono en 2050, habrá que reducir considerablemente las emisiones que provienen del transporte.

Esto se puede hacer de dos maneras:

• Hacer que los vehículos sean más eficientes desde su fabricación hasta el desguace.
• Cambiar de combustible que se utiliza. Hay que tener en cuenta que actualmente, un 60 % de los automóviles nuevos matriculados en Europa equipan un motor de gasolina.

Hyundai se ha comprometido a conseguir la neutralidad de carbono ya en 2045, cinco años antes que lo pactado en los Acuerdos de París. Esto es una prueba más de la apuesta de Hyundai por un medioambiente saludable.

Por ello, Hyundai es líder en este campo con una estrategia que gira en torno a los vehículos de baterías (BEV) y a los propulsados por pila de combustible de hidrógeno (FCEV). El objetivo es que en 2040 el 80 % de sus automóviles a nivel mundial equipen estas tecnologías.

Para lograr estos objetivos y tras más de 20 años de trabajo con tecnologías de movilidad sostenible, en 2018 Hyundai lanzó el NEXO, el primer SUV desarrollado con un sistema de propulsión de hidrógeno.

Del mismo modo, hace solo unos meses inauguró una nueva marca, IONIQ, en la que se englobará toda una gama de vehículos eléctricos de baterías. El primer modelo ya rueda por las carreteras de todo el mundo, el IONIQ 5.

Además, Hyundai también ofrece soluciones para el transporte por carretera como el camión XCIENT Fuel Cell , el primer vehículo pesado eléctrico de pila de combustible producido en serie.

Otras aportaciones de Hyundai para alcanzar la neutralidad de carbono son el robotaxi, un vehículo sin conductor que estará listo en 2023, o el UAM, una solución de movilidad aérea para unir ciudades cercanas.

Asimismo, esta política incluso llega a sus fábricas donde se sustituirá el consumo eléctrico contaminante por energía renovable, como una parte de toda una apuesta para alcanzar una huella de carbono neutral.